Ponerte metas reales y alcanzables, y cumplirlas es algo super sencillo y fácil de hacer. Salvo… claro, que no sepas cómo hacerlo.
Recuerdo cuando, de más chica, competía en natación. Estaba haciendo el cruce de la Laguna de Gómez y, esta vez me había preparado sólo en 20 días, ya que me había decidido tarde a anotarme. Había estado practicando con un compañero, Lautaro, ya que su papá nos hacía el acompañamiento cuando entrenábamos en la laguna.
Lautaro nadaba a un ritmo mucho más rápido que yo, así que tuve que mejorar mi ritmo de la patada y mejorar el estiramiento de la brazada de kroll para conseguir estar a su altura, y así no perder de vista al adulto que nos acompañaba. Fue un entrenamiento terrible.
Quería desistir cada veinte minutos, parar y dejarlo como estaba. Pero de repente, lo veía a Lautaro más adelante y recordaba cuál era la meta: llegar. Así que me decía “sólo un poco más” y seguía adelante. Y finalmente, en cada día de entrenamiento, llegaba a apenas unas brazadas después que él.
Fue un entrenamiento duro. Pero la idea de llegar siempre me mantuvo en el camino, y la convicción de que no podía perder al papá de Lautaro de vista hacía que sacara fuerzas de donde no tenía. Y seguir. Recuerdo que terminamos saliendo ambos en el 4º puesto (ya que en la entrega de premios diferenciaban los sexos). ¡No te imaginás lo orgullosa que me sentía!.
¿Y por qué te cuento esto? Porque no hay mejor ejemplo de alguien que tiene claro una meta, que un(a) deportista.
Pero, cuando querés ponerte metas personales en la vida, el significado de “meta” se desdibuja y se pierde… hasta convertirse en un “no sé”. Y así, no podés llegar a ningún lado.
Porque, estoy segura, te pasó muchas veces ponerte na “meta” y no alcanzarla, y dejarla atrás… ¿o no?. No hay nada tan frustrante como eso: te desanima, te desacredita ante tus propios ojos, y te tira abajo. Y al final, decís “no sirve ponerte metas”. Pero claro, ¿era eso realmente una meta? Muchas veces nos ponemos tareas para hacer, pero son imposible de alcanzar ya que, en realidad, no son una meta, son “deberes”.
Por eso, hoy te quiero contar qué sí es una meta y qué no lo es. Para que esta vez sí puedas ponerte metas personales y alcanzarla, tal como yo lo logré en el cruce de la laguna.
Qué NO es una meta
- Una idea vaga.
Las ideas vagas no funcionan como metas. La vaguedad o poca especificidad de una meta hace que no te motive: al no saber bien qué significa, qué incluye, tampoco sabrás qué hacer, ni si lo lograste o no. La meta es un horizonte, si no lo podés ver, no vas a saber hacia dónde caminar.
- Una actividad.
Si estás escribiendo una meta que tiene la duración de un día, entonces lo que estás apuntando es una tarea, una actividad, no una meta.Asistir a una conferencia sobre gestión de tiempo no es una meta, es una actividad.En cambio, “aprender sobre cómo gestionar el tiempo” puede ser una meta que incluya, entre otras cosas, ir a dicha conferencia. Además de ello, también incluirá: apuntar mis metas en un cuaderno, escribir todas las actividades que tengo que hacer, anotar cada noche qué planes haré al día siguiente… etc.
- Algo interesante para hacer
Hay cientos de cosas interesantes para hacer. Como viajar, o crear una rutina de ejercicio. Pero si realmente no estás motivada a hacerlo, entonces no sirve como tal. Una meta que no te hace emocionarte ante la idea de alcanzarla, no es una meta. Sólo es algo interesante pero que no te motiva a actuar.Las metas tienen que motivarte. Ponerte metas “sólo porque alguien dijo que está bueno hacer eso” pero que no te hace vibrar, que no te hace imaginar una y otra vez el momento de haberlo alcanzado… no es una meta. Si no te emociona llegar a tu meta, cualquier excusa va a desanimarte y te quedarás a mitad de camino.
Tal vez es algo deseable, pero que no está en tu lista de cosas prioritarias. Dejalo en stand by, en suspenso. Más adelante tal vez llegue el momento en que te vuelvas loc@ por conseguirlo. Esperá a tener la motivación suficiente.
Qué SÍ es una meta
- Una meta es un horizonte que podés visualizar, imaginar, y que te ilumina el camino a seguir. Es el lugar al que querés llegar, y lo tenés muy claro en tu mente.
- Las metas son abarcativas. Son horizontes que nos hacen caminar hacia adelante, en búsqueda del sol poniente. Son aquello por lo que harás cientos de tareas más pequeñas para lograrlo.
- Es algo que te apasiona o que realmente querés alcanzar con todas tus fuerzas. Que te hace imaginar mil veces el momento de la victoria. Es el combustible que te hace andar, haciendo camino. Una meta es una estrella guía hacia la que encaminás tus pasos.
La meta es un horizonte que te motiva, que te llena de energía y emoción. Que te mantiene perseverante.
Sabrás que es una meta cuando, en vez de buscar excusas y obstáculos para lograrlo, empezás a ver soluciones, alternativas y oportunidades. Cuando te focalizás en todo lo positivo para conseguirlo. Por eso, una meta es aquello que realmente querés hacer desde tu corazón y que te mantiene cada día llena de energías y con ganas de hacer mil cosas.
Y ahora que ya sabés qué es y qué no es una meta, ¿qué te parece ponerte metas tuyas, y empezar a actuar para alcanzarlas?
Ahora es tu turno de ponerte metas
¿Qué querés conseguir durante los siguientes 30 días?
En este artículo de “¿cómo alcanzar tus metas?” te cuento más en detalle de cómo fijarte metas alcanzables y lograrlas. Podés ayudarte con un planificador mensual imprimible a color o para colorear.
Si te gustó el artículo, no olvides compartirlo. También me encantaría que lo comentes aquí debajo.
Un gran abrazo y hasta la próxima.
Gi